Atacar a Enrique Peñalosa es otro error producto de la “rebeldía
adolescente” tan en boga en los cantantes de moda, arraigada en la mayoría de los
profesores del distrito, propia de todos los sindicalistas y connatural a los
estudiantes de las universidades públicas. Pero que a pesar de todo eso no deja
de ser el acto ingenuo de un adolescente ansioso de hacerse oír y posar de
inteligente.
“Rebeldía adolescente” pues se rebelan ante la autoridad de los
mayores (el establecimiento) o de la mayoría (los medios que no les convienen) para
gritar a contracorriente su “novedoso” discurso liberador pues asumen,
irrespetuosamente como los adolescentes,
que el mundo comenzó con ellos y que antes de ellos no hubo nada, que el mundo
inicio con sus reivindicaciones y que
los saberes adquiridos por sus padres son productos de un sistema de valores
anticuado y arcaico que, a pesar de que para muchos ha significado su bienestar
y educación, debe ser derribado para imponer ese nuevo y magnifico que nunca se
materializa más allá de los gritos estridentes de las marchas o de las
divagaciones del revolucionario mesiánico del momento atacando con saña al
establecimiento (a lo Petro, Chávez, Perón, Mojica…) pero sin proponer nada
concreto.
Adolescente porque ante la evidencia de los hechos prefieren la
pataleta a reconocer que sus reivindicaciones tienen matices, atenuantes, responsabilidades propias que acaba con su “todo o nada”, “ahora o
nunca”, “ellos o nosotros”, “todos los políticos son iguales”, “nada sirve”,
“para qué votar” o su manido “todo es culpa del imperio” que igual no dice nada
y no deja espacio para el mutuo aprendizaje y la construcción en la diferencia
como exige el mundo actual. Son hábiles para repetir los dudosos estudios de
desconocidos medios en internet y las más bajas calumnias que igual les
convienen para atacar a la figura “de poder” opacando la diáfana luz de su mesías encarnando al incontrovertible e
inmaculado Che del siglo XXI. Pero se hacen los sordos a los estudios oficiales
o las críticas de antiguos miembros, de los partidos de izquierda, que ya menos
radicalizados pueden matizar la discusión.
Como los adolescentes llegando tarde a la casa o entregando un
pésimo reporte de notas, tienen miles de excusas y pocos mea culpa. Esa es la esencia de la “rebeldía adolescente” que
mientras el mundo siga en manos de lo que unos han dado en llamar “derecha”
será siempre de izquierda y que como adolescentes rebeldes no entenderán de
razones ni de justos medios sino de excesos y fatalismos: para ellos todo lo
que suene a orden, ganancias o coaliciones lo ven como represión, explotación y
corrupción; y no es un avance, sino un simple reflejo adolescente que no es
nada bueno sino todo lo contrario… No es con la rabia adolescente que se hace
un estado de guerra en guerra y de revolución en revolución, sino es con la
madurez de la adultez que se firman tratados, se crean alianzas, se producen
amnistías y se avanza por el bien de todos a pesar de las diferencias.
Pero igual esa “Rebeldía Adolescente” es efectista,
atractiva, romántica y se ve muy bien a la hora de hacer política
como en el caso de la Revocatoria de Peñalosa o al defender el Golpe de Estado
de Maduro en Venezuela: dos pataletas producto de la misma rebeldía. Ya bien se
podrían tener diferentes opiniones sobre la ideología y los modos de gobernar
un país, las maneras como Maduro ha
socavado los medios democráticos lo ha dejado sin casi ningún cómplice en el
mundo democrático y desde el partido socialista de España hasta figuras
emblemáticas de la izquierda Latinoamericana han tomado distancia de sus
maneras, pues una cosas es una ideología socialista-comunista y otra preferir
matar a su pueblo de hambre antes que dejar el poder. Una cosa muy diferente es
seguir manipulando la realidad con discursos populistas enarbolando las banderas
de la patria y el orgulloso nacional –a lo Hitler– y otra cosa muy distintas comparar los
índices de pobreza, mortalidad infantil y de violencia que tiene ahora
Venezuela con cualquier otro país de la región: es la fría realidad que no
tiene color ni bandera política. Pero los “rebeldes adolescentes” como Petro no
reconocen nada, ni un matiz en su absolutismo de que todo rico es malo y todo
pobre un buen hombre incomprendido, se tapan los ojos o hacen la pataleta de
acusar a los medios o al imperio por convertir los magníficos resultados de
Maduro en avances incomprendidos. NO es serio ni siquiera defender en algo a
Maduro y sólo lo hace Petro con la desfachatez de alabar a esos "grandes
hombres": Hussein, Gadafi y Chávez como visionarios del siglo XX. Se cae de su
peso semejante imbecilidad pero para el adolescente NO, para el adolescente
reconocer su error es imposible pues su absolutismo es esencial para definirse
única y exclusivamente irrespetando al poder establecido y estableciendo su
verdad; sino lloran y se tiran al piso o calumnian en Twitter o van a la
instancias internacionales pues todo juicio en su contra es persecución…
En el caso de Enrique Peñalosa es tan evidente el afán “adolescente” por atacarlo que desde antes de que se posesionará, incluso antes de que se sentara en su despacho, se aglutinaron movimientos sociales disimiles, artísticas contestatarios, figuras reconocidas de la izquierda, contradictores políticos, asociaciones de todo tipo… bajo la premisa de que iba a acabar los “avances” del buen gobierno de Petro (buen gobierno, sobran los análisis sesudos de muchos medios y periodistas serios para acabar con esa falacia) y perjudicar a los pobres cuando ha sido todo lo contrario y bastará con una sucinta enumeración de hechos sin el mínimo matiz político para demostrarlo: Petro no dejó una sola biblioteca y Peñalosa inicio el programa de las mega bibliotecas, Petro no dejó cobertura de agua potable en toda Bogotá y dejó debilitada una empresa de acueducto incapacitada para recoger basuras, mientras Peñalosa dejó el 100% de cobertura en agua potable durante su gobierno y que decir de la irrevocable verdad (una y otra vez comprobada por diferentes medios) de que por decenas de colegios que dejó Peñalosa Petro no dejó uno, y mientras Petro dejó un sistema de trasporte debilitado Peñalosa dejó uno (con defectos) que le dio cabida a las personas en condición de discapacidad y a los bebes en coches… pero un momento, un momento… mientras una persona normal, no fanática, buscaría en los medios y corroboraría las anteriores informaciones para darle una oportunidad al mismo alcalde que le había cambiado la cara para bien a Bogotá, los “rebeldes adolescentes” ¿qué hicieron?.. pataletas y taparse los oídos y echarle la culpa al poder (a los medios que ahí sino le servían) y azuzar las divisiones con calumnias y falsas verdades como con las que recogieron las firmas para la revocatoria: la famosa “el metro no se va a hacer” y se terminó firmando para hacerlo o “que los subsidios se iban a acabar” y se han mantenido o que “Transmilenio es de Peñalosa” y Petro no lo dice porque sabe que no tiene una sola prueba pues no es así.
En el caso de Enrique Peñalosa es tan evidente el afán “adolescente” por atacarlo que desde antes de que se posesionará, incluso antes de que se sentara en su despacho, se aglutinaron movimientos sociales disimiles, artísticas contestatarios, figuras reconocidas de la izquierda, contradictores políticos, asociaciones de todo tipo… bajo la premisa de que iba a acabar los “avances” del buen gobierno de Petro (buen gobierno, sobran los análisis sesudos de muchos medios y periodistas serios para acabar con esa falacia) y perjudicar a los pobres cuando ha sido todo lo contrario y bastará con una sucinta enumeración de hechos sin el mínimo matiz político para demostrarlo: Petro no dejó una sola biblioteca y Peñalosa inicio el programa de las mega bibliotecas, Petro no dejó cobertura de agua potable en toda Bogotá y dejó debilitada una empresa de acueducto incapacitada para recoger basuras, mientras Peñalosa dejó el 100% de cobertura en agua potable durante su gobierno y que decir de la irrevocable verdad (una y otra vez comprobada por diferentes medios) de que por decenas de colegios que dejó Peñalosa Petro no dejó uno, y mientras Petro dejó un sistema de trasporte debilitado Peñalosa dejó uno (con defectos) que le dio cabida a las personas en condición de discapacidad y a los bebes en coches… pero un momento, un momento… mientras una persona normal, no fanática, buscaría en los medios y corroboraría las anteriores informaciones para darle una oportunidad al mismo alcalde que le había cambiado la cara para bien a Bogotá, los “rebeldes adolescentes” ¿qué hicieron?.. pataletas y taparse los oídos y echarle la culpa al poder (a los medios que ahí sino le servían) y azuzar las divisiones con calumnias y falsas verdades como con las que recogieron las firmas para la revocatoria: la famosa “el metro no se va a hacer” y se terminó firmando para hacerlo o “que los subsidios se iban a acabar” y se han mantenido o que “Transmilenio es de Peñalosa” y Petro no lo dice porque sabe que no tiene una sola prueba pues no es así.
Entonces se abría el espacio para las discusiones serias sobre
las propuestas de campaña y las decisiones que se tenían que tomar y vino otra
vez la “rebeldía adolescente” de tratar de tirano a un gobernante por subir el
precio del pasaje de un bus. Se discutió la viabilidad de un Metro subterráneo
más amigable con el paisaje y posiblemente con más sobrecostos y evidentemente
más tiempo en su construcción versus
uno elevado más rápido de hacer y más barato pero feo y los “rebeldes” dijeron
que no se iba a hacer porque Peñalosa es vendedor de buses. Otra vez ante el
riesgo de encontrar matices en la propia opinión o llegar a acuerdos los
“adolescentes” gritaron, acusaron a los medios, vieron a Vargas Lleras como el
Gran Hermano que todo lo controla. Sobre la discusión de una reserva que hoy no
tiene árboles y que para que existiera, como sus ilusos diseñadores la soñaron,
se tendrían que expropiar terrenos cuyo valor es incalculable no se escucharon
las voces de los habitantes de Cota, Suba, Mazurén encerrados por el trancón ni
se quiso escuchar el plan del alcalde que obliga a quien construya a hacer
espacio público con zonas verdes, sino que de entrada se le llamó un crimen
ambiental. Qué decir de los estudios del alcalde “tan necesarios” a la hora de
gobernar como innecesarios según la constitución pero que para lo único que los
utilizaron los “rebeldes adolescentes” fue para hacer insultos y memes groseros
como aquel niño que discute con su amigo y si ve que este tiene medio razón se
burla de como habla. El más inmaduro, irresponsable, y alucinante argumento que
enarbolan los “rebeldes adolescentes” es que Transmilenio –el mismo sistema que
ha venido acabando la peligrosa guerra del centavo y mejorado las condiciones
laborales de miles de conductores de buses– es el peor sistema de trasporte en
el mundo (obvio nadie en el mundo lleva ese ranking) y que lo único que lo
mantiene en Bogotá es el afán del alcalde por vender unos buses. Y para
semejante alucinación basta con una sencilla comparación ante la cual los
“adolescentes” Petro, Morris, Robledo simplemente se hacen los locos: comparen
la Caracas de ahora con la de antes y poco después con el adefesio de la
troncal de Pastrana, comparen los tiempos de desplazamiento, las paupérrimas
condiciones de trabajo de los conductores de esos buses sucios y a punta de
desbaratarse, revisen las tasas de contaminación, miren el avalúo catastral de
los predios al lado de la nueva troncal de la Caracas, valoren el tiempo y los
beneficios de llevar funcionando Transmilenio ya quince años con los pocos años
que llevaría funcionando una sola línea de Metro como muchos proponían que se
hiciera… y sin fanatismo será fácil concluir que ha habido avances en la
movilidad y la vida de los bogotanos gracias a Transmilenio, eso sí, no sin
complicaciones y problemas que los gobiernos de izquierda en Bogotá han
empeorado pero que como todo sistemas es susceptible de mejorarse mientras se
le tenga cariño y no se le quiera bombardear sólo por tener la razón como hacen
Petro y… todos los adolescentes más afanados en tener la razón que en
aprender.
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