Buenos
días a todos.
Unas
breves palabras, nada más. Sólo eso resta, es lo único que queda ante el embate
inclemente del tiempo exigiéndonos, acosándonos y poco a poco desgastándonos.
Pues parece que fue ayer cuando se levantaron, sin luz todavía, para ir por
primera vez al colegio y hoy ya están aquí, en la culminación de ese proceso de
por lo menos once años… un parpadeo nada más. De igual modo para sus padres,
tan orgullosos ahí atrás sentados, ha debido ser poco más que un sueño el verse
un día sosteniendo en brazos a un pequeñín y poco después llevarlo de la mano,
muerto de miedo, a la primera cita con el odontólogo y en otro parpadeo más
verlo salir arreglado para su primera fiesta… un parpadeo nada más.
Por
eso son tan importantes estas celebraciones y sus pequeños detalles de la toga
y el birrete, de las palabras de un alumno resumiendo el sentimiento de una
generación y su responsabilidad frente al mundo, de las fotos con el diploma en
la mano, de los abrazos y los agradecimientos y la promesa de reencontrarse
dentro diez años para evaluar lo que se ha logrado porque con estás
ceremonias intentamos dejar una pequeña piedra en el curso del tiempo que nos
permita grabar los bellos momentos, una estela a la que podamos volver la vista
atrás como dice el hermoso poema de Antonio Machado: “caminante, son tus
huellas / el camino y nada más; / caminante, no hay camino, / se hace camino al
andar.”
Al
final joven aún, si todo pasa y nada queda, y lo nuestro es pasar, lo que les
queda es el mundo amplio y ajeno y la vida que decidan vivir… y lo
trascendental será atesorar los momentos para crear recuerdos y entonces la
responsabilidad es hacer que esos recuerdos sean los mejores posibles, lo menos
mezquinos con sus propios deseos y que dentro de unos años miren atrás con la
frente clara al joven que aún eran hoy y que puedan decir que todavía son
jóvenes en sus corazones y que no se han traicionado…
Pues
la única excusa que no puede ser válida para nadie, sin importar su origen o
género, su nacionalidad o credo, sus recursos o necesidades es la pereza. La
deplorable pereza por desgracia tan arraigada hoy entre ustedes los más jóvenes
y quienes deben ser el futuro de este sufrido país cada vez mejor. Esa pereza
tan rápida para encontrar la excusa insulsa cuando se dejaron las cosas para la
última hora y entonces es culpa del otro, del profesor por poner mucho trabajo,
del país por ser corrupto, del clima (sí, aunque produzca risa también nos lo
dicen)… del clima porque mojó la tarea o daño el internet y la tarea era
recortar y pegar unas imágenes. Por desgracia la inmediatez de estos tiempos
los ha convertido en la generación de “todo les da pereza” y, peor aún,
“todo les da oso”. Lo que muchos soñamos con todo nuestro corazón “como
caminar de la mano con nuestra abuelita por la calle” a ustedes, a muchos de
ustedes, les da pena… pero caminan, no todos, orgullosos de la mano del que se
acaba de colar en Transmilenio pasando por encima de la empleada de TuLlave a
la que además de insultar por cumplir con su trabajo por poco le pegan. A veces
les da flojera hasta armar un equipo para jugar un partido de fútbol o hacen
bromas pesadas de sus compañeros e incluso del profesor durante toda la clase
pero a la hora de pasar al frente para hacer una exposición o declamar un poema
se mueren de vergüenza. Como generación confundieron rebelarse con irrespetar
cualquier autoridad sin tener un fundamento y la reivindicación con esperar que
todo les llegue sin trabajar lo mínimo o sin ni siquiera dar las gracias o
decir por favor.
Por
eso me atrevo a aconsejarlos, seguro resumiendo el profundo cariño de los
profesores, del rector y las coordinadoras por ustedes: que la pereza, “el qué
dirán” o el miedo no les impida afrontar cualquier sueño por lejano que
parezca… cantar música popular frente a millones o enloquecerlos tocando rock
con el pelo teñido de un color diferente cada vez o poner un spa cinco
estrellas, Brayan… Porque está graduación es el primer paso que todo camino
necesita, el primero que no tiene porqué ser el más difícil o determinante pero
si el indispensable, sin el cual las muchas puertas que tiene por delante no se
pueden abrir. Un requisito estarán diciendo entre dientes… Pero un requisito
que no todos han obtenido pues sabemos que ahí entre ustedes hay espacios
vacíos de muchos que no cumplieron y a los largo de los años en el colegio
conocieron a muchos rápidos para la crítica sin fundamento, la
irresponsabilidad y los chistes flojos pero que tampoco están acá dándole a sus
padres el orgullo que hoy ustedes son para ellos.
Pero
ojo que perseguir un sueño no sólo sirve si se alcanza y el camino mismo, el
trabajo duro día a día para alcanzar ese sueño, es el aprendizaje valioso que
nos trasforma y nos hace mejores personas. Pues si me pongo medio filosófico
los que nivelaron hasta el último día con Melquisedec comprenderán algo más que
los demás o si empezamos a discutir sobre conceptos como ecosistema, especie,
medio ambiente seguramente tomarán la palabra los que a la brava (con malas
notas al principio) aprendieron a exponer sobre estos temas en la nueva clase
de Biodiversidad dictada por Eduard. Es el camino y el fin de graduarse
hoy como bachilleres de lo que deben estar orgullosos: de haber cumplido con
los requisitos y haber superado la persistente pregunta de “y aprender esto
para que me va servir en la vida”. Otros se quedaron en eso, en no alcanzar la
pulcritud de las planchas de Alex o no sobrevivir los desafíos físicos de
Fredy… ustedes no. Ustedes ya sospechaban que la vida no tiene semana de
recuperación y como decía Nayive caer no es lo definitivo sino levantarse
Por
eso, ante el mínimo contratiempo, no se vayan a dejar amargar por los
sabelotodo, los intelectuales de bolsillo que siempre ven el vaso vacío para
hacerse los importantes y como los Dementors en Harry Potter están sedientos de
la alegría de los demás y son felices de pincharle el globo a cualquiera y
esgrimirán las palabras “fracaso” y “éxito” como si fueran un absoluto: cuando
son precisamente todo lo contrario, cambiantes de acuerdo a la persona, la
cultura, la época, la profesión y demás… están directamente relacionadas
con lo que a cada uno lo haga feliz, porque como dice Woody Allen, queridos
graduandos, no conozco la clave del éxito pero estoy seguro que el camino
del fracaso y de una vida sin alegría es que traten de complacer a todo el
mundo.
Gracias
por la atención.
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