viernes, 4 de diciembre de 2020

Los Lugares Comunes

 

 

La seguridad de los lugares comunes se basa en la irracionalidad del pensamiento de grupo, en el que cada persona está segura de creer que tiene la razón porque opina igual que cada uno de los miembros del grupo o de acuerdo con lo que el líder estableció como verdad absoluta. Un absurdo que no soporta la mínima valoración y que rehúye los datos, las correcciones, los matices pero, triste realidad, no las discusiones o debates, ya bien a los fanáticos, miembros de esos grupos, les encanta imponer su verdad gritando a quien los cuestiona y atacando ad hominem, intentando desacreditar a quien los critica sin escuchar razones. Esos fanáticos desacreditan su propio grupo pero no para ellos cada vez más embebidos en su credo y a la vez, justicia poética, curando a los moderados que descubren que las contradicciones no son señal de debilidad sino de aprendizaje y madurez, decidiendo salir de esos grupos si antes no son condenados o incluso asesinados por sus compañeros. 

 Un fenómeno aterrador pero por desgracia demasiado común y en medio de todas las vertientes se encuentran fanáticos como en los nazis, los conservadores, los cristianos, los animalistas, las feministas, las barras bravas, los comunistas… Fanáticos que en sí no desvirtúan todo el credo del grupo al que pertenecen pero que revelan las debilidades argumentativas que toda ideología tiene y que, no por eso, carece de cierta validez sino que debería crecer a partir del debate. Pero ese crecimiento implica la humildad y el reconocimiento de los matices lo que, precisamente, rehúyen agresivamente los fanáticos, refugiándose en frases hechas, lugares comunes, que les evita el trabajo de analizar y comprender… todo tiempo pasado fue mejor, los judíos son los causantes de todos los males, para ser verdadera feminista se debe defender el aborto, toda relación sexual fuera del matrimonio es pecado, cualquier uso que se le dé a los animales es maltrato, el comunismo es la solución de todos los males y los miles de muertos que ha causado se debe solamente a que no se ha implementado bien, y… y que Maradona fue, es y será el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos… Afirmaciones que no soportan su verdad ante el mínimo análisis lógico, pero que igual han llevado a hombres inteligentes a causar muerte y destrucción sin ningún remordimiento. Para el caso de este escrito nos vamos a quedar con el lugar común más inofensivo pero no menos fértil para el debate porque como dice Jorge Valdano “el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes.”

Maradona fue, es y será el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, es una afirmación que se derrumba de entrada por la magnitud de los tiempos verbales pues es y será implican que por designio divino o mágico, no podría nacer un jugador que tuviera las virtudes técnicas o profesionales (si es que acaso Maradona tuvo muchos) que lo llevaran a ser considerado igual o mejor que Maradona. Es una afirmación mágica, propia de los niños que rabiosos responden ante cualquier duda “porque sí”. No vale la pena demorarse más en este aspecto sino señalar otros ejemplo que caen en el mismo absurdo como afirmar que no habrá ningún corredor de cien metros que sea más rápido que Usain Bolt o que ningún ciclista ganará tantos tours de Francia como Induráin. Donde sí vale la pena detenernos es en analizar si Maradona ha sido el mejor jugador de fútbol que ha existido. Lo primero es establecer criterios básicos de comparación, amén por supuesto de dar por superado el chovinismo argentino y el fanatismo de los que le tienen religión. Los criterios deben ser los que se usan y parecen adecuados para admirar a los deportistas: su desempeño, cualidades técnicas y resultados, nada más… obvio Maradona no es el único deportista con una vida personal lamentable pero en una comparación de deportista eso no debería afectar su valoración, así como tampoco podríamos valorar las peleas de Mike Tyson en el cuadrilátero por su vergonzoso comportamiento con las mujeres y, del otro lado del andén, tampoco podríamos considerar a Radamel Falcao mejor delantero que Faustino Asprilla por llevar una vida más juiciosa. Por supuesto que los deportistas deberían ser conscientes de su influencia sobre los niños que los consideran sus ídolos y, cada día, esforzarse por ser un buen ejemplo no sólo a nivel deportivo, pero ese tema es cuestión de otro lugar.

Volviendo a la definición de criterios para valorar a Maradona comencemos por el que menos aporta: los resultados. Salta a la vista que los resultados no son directamente proporcional al desempeño y cualidades de un deportista en un juego de conjunto como el fútbol. Así han existido fenomenales jugadores que por la pobreza de sus selecciones no ganarán un Mundial de fútbol como el egipcio Mohamed Salah, con virtudes técnica infinitamente superiores a las de Jorge Valdano quien si ganó un mundial. Discutible también si Alfredo Di Stéfano o Johan Cruyff no merecen estar entre los diez mejores de la historia porque sus selecciones no ganaron un mundial a pesar de que Cruyff ganó tres balones de oro y Di Stéfano se cansó de ganar títulos con el Real Madrid. Ya bien se podría discutir si es más meritorio ganar un solo mundial teniendo un buen torneo contra selecciones cuyos jugadores no se reúnen toda la temporada para entrenar, o ganarse una Champions League después de toda una temporada de enfrentamientos entre los mejores equipos del mundo y con jugadores que entrenan todo el año lo que, por supuesto, implica un mejor nivel.  Siendo coherentes y en búsqueda honesta del mejor jugador, en deportes de conjunto, no se podría determinar teniendo en cuenta únicamente los títulos. Para los románticos, con igual pensamiento mágico, el único mundial de Maradona valdrá más que el único de Zidane sumados a sus balones de oro, vaya a saber por qué. Asimismo su único título con Boca Juniors fue más importante que las copas Libertadores que les entrego en bandeja de plata Juan Ramón Riquelme, porque vaya usted a indagar en la cabeza de un fanático si encuentra razones que el corazón no entiende. Pero si ese fuera el caso y por alguna misteriosa razón el único mundial de Maradona lo catapultara al número uno de la historia del fútbol, por la importancia de ese torneo y por su papel determinante para su selección; entonces tampoco debería ser el mejor ya bien Edson Arantes do Nascimento Pelé no se ganó uno sino tres y tan determinante fue que marcó en las finales y en el 54, en Suecia, con un gol hermoso luego de un sombrertio que parece de video juego. Pero si a lo de los títulos (tan falto de criterio como hemos visto) se redujera la selección del mejor futbolista tampoco Maradona sería el segundo sino el magnífico brasileño Ronaldo Luís Nazário de Lima quien estaba en la nómina de Brasil 94 y luego llevo de la mano a Brasil por su quinto título en el 2002, marcando en la final, y siendo goleador del torneo; y si consistiera en ser romántico y hacer literatura nos quedamos con la historia de Ronaldo ganando el mundial, luego de superar doble rotura de ligamentos. Entonces, para los que no saben de fútbol, que no lo aprecian como arte en movimiento, que quizá no han sentido la emoción que se siente jugarlo, y que saben es de estadísticas y cómodos lugares comunes no tienen argumentos tampoco para decir que Maradona haya sido el mejor jugador del mundo.  

Siendo más serios detengamos un momento en el más modesto de los apartados de Maradona, el desempeño. Fue determinante para su selección al ganar un Mundial de Fútbol como lo fue Rivaldo, Zidane, Thomas Müller… pero con la diferencia que estos no sólo ganaron un torneo sino que lo igualaron en los demás títulos conseguidos por Maradona y lo superaron con más títulos y en el trascurso del tiempo con un constante rendimiento por muchos años más de carrera. Ya entrado en detalles no tuvo más de cuatro temporadas exitosas en Europa con Barcelona y Nápoli, y un sólo título nacional con el Boca Juniors. Y para no entristecer a los maradonianos no miremos el desempeño por los goles hechos en torneos nacionales, internacionales, con su selección, copa de naciones, mundiales donde sus números son menos que modestos en comparación con Cristiano Ronaldo, Messi, Pelé, Ronaldo Nazário de Lima, Thomas Müller, Romário, Gabriel Omar Batistuta entre otros.

Dirán los fanáticos que no todos los goles valen lo mismo y que todos esos que lo superaron en profesionalismo y rendimiento no tenían las mismas cualidades técnicas pero si fuera así, si todo lo que involucra ser un jugador profesional de fútbol se redujera al dominio de balón, abundan los magos con el balón que no triunfaron en el fútbol profesional o que se quedaron en destellos en partidos sin importancia o se desvanecieron ante la exigencia de la competencia profesional. No es sólo la magia con el balón sino su uso en momentos y juegos determinantes lo que mete a los jugadores en la historia. Tampoco sería justo señalar que Dennis Bergkamp, con goles imposibles o  Djalminha metiendo rabonas, sombreros y bicicletas en cada partido con el Deportivo de la Coruña fueron jugadores más importantes que lo que hizo en el fútbol Maradona. Fueron más hábiles evidentemente, pero no podemos reducir el fútbol al dominio de balón. Pero si así lo hiciéramos, si redujéramos el hermoso fútbol a las cualidades técnicas Maradona tendría un lugar honroso pero con el paso del tiempo cada día más abajo.

Reduciendo las cualidades que necesita un jugador para dominar el balón señalemos: amortiguar la pelota, ser capaz de recibirla sin dar un rebote o el mínimo para que el rival no te la quite. Con igual capacidad o superior a la de Maradona, basta ver a Zidane con control orientado con ambas piernas, Ronaldinho pegando el balón al pie sin importar la altura desde donde viniera, Alessandro Del Piero en medio de los centrales o el enorme Zlatan Ibrahimović con todo el cuerpo como una reencarnación del Chapulín Romário inigualable durmiendo pelotas. Control del balón en movimiento, llevar la pelota pegada al pie mientras se avanza, un apartado destacado de Maradona pero que por su velocidad menos exigente que la que demuestran los rapidísimos Lionel Messi, Ronaldinho, los Ronaldos, y el inalcanzable Alfredo Di Stéfano. Controles orientados, ser capaz de librarte de tu marca apenas entras en contacto con el balón, en donde realmente Maradona no era malo pero no se puede comparar con verdaderos magos para desmarcarse apenas tocando el balón y saliendo en carrera por el único espacio libre que tienen como Zidane recibiendo de espaldas y al instante girando sin marca y con el balón totalmente dominado, Edmundo (el animal) pasando como si nada el balón por encima de su rival, Kaká y sus avances imparables, Dennis Bergkamp y sus goles imposibles como el inescrutable contra el Newcastle… Controlar el balón con todo el cuerpo, lo que podía hacer Maradona pero apenas si se lo compara a como dominan el balón con cada centímetro del cuerpo Edson Arantes do Nascimento Pelé, Zlatan Ibrahimović, Ronaldinho, Ronaldo el portugués (porque como Maradona Ronaldo Nazário no cabeceaba), Romário, Karim Benzema, Marcos Evangelista de Morães Cafú…   Driblar o regatear, la capacidad de escapar de tu rival dominando el balón y engañando a tu oponente. Un hermoso apartado que cada día parece nutrirse de jugadas más imposibles que las anteriores y que abarca los más disimiles estilos y en los que Maradona destacó pero no llegó a mostrar regates más hermosos que los de Juan Román Riquelme, y su túnel a Yepes por ejemplo o la ruleta que sólo le salían a él, Djalminha engañando a sus rivales incluso sin tocar la pelota, Ronaldinho haciendo magia con todas las jugadas que se puedan imaginar, Lionel Messi con un control y velocidad inigualable, Neymar da Silva Santos Júnior y su elástica con remate de rabona… y vendrán jugadas y jugadores nutriendo un deporte cada día más exigente y ahí, entonces, se acabaría del todo el mito de Maradona…

Basta ver su famoso gol contra Inglaterra o la final del 70 entre Brasil e Italia para descubrir la poca exigencia que tenían Pelé y Maradona en comparación con la terrible presión que sufren hoy en cada partido Messi, Ronaldo, Kylian Mbappé, Neymar, Mohamed Salah… con defensores más rápidos y técnicos en medio de sistemas de juego donde apenas si se dan centímetros a los rivales para recibir el balón ya bien es un sueño pensar en un metro limpio para arrancar con balón dominado. Sorprende ver a Maradona y Pelé caminando al lado de defensores haciendo sombra o saliendo a paso paquidérmico sin un sólo rival medianamente cerca, cuando hoy en día el arquero la toca al lateral ya presionado y este se la devuelve al central en el punto del penal, una locura, una pesadilla para el año 86, Mundial de México de Maradona. Ridículo pensar que Magnus Carlsen, campeón mundial de Ajedrez, no tuviera más conocimientos teóricos y mayor capacidad de cálculo que el fantástico Capablanca o que Fabio Cannavaro no aportara más a su equipo desde la defensa que el violento Oscar Ruggeri. El fútbol evoluciona y mejora en la capacidad técnica y física de los jugadores en la cancha. Los románticos dirán que era más bonito ese fútbol menos rápido y con posiciones bien definidas en la cancha, en el que se producían más fuera de lugar y se le devolvía una y otra vez el balón al arquero que la tomaba con las manos, pero para los gustos los colores… Lo que es innegable es la mayor dificultad para resaltar hoy en día con competencias más exigentes, países emergentes mejorando su juego, defensores más fuertes, rápidos y ágiles, sistemas que exigen que todos los jugadores defiendan y casi todos ataquen, con muchos más juegos y posibilidades de lesión.  En esta realidad el gol de Maradona en el Mundial del 86, el principal panfleto de su hegemonía, más allá de hecho simbólico, no alcanza a compararse técnicamente con muchos de los hechos por Messi al doble de velocidad y con defensores respirándole en la nuca mientras los educados ingleses apenas si presionaron a Maradona. Incomparable el soso partido de Argentina  versus Inglaterra del 86 con el trepidante 2 a 2 de Inglaterra contra Argentina en el mundial del 98: con los emblemáticos Batistuta, Juan Sebastián Verón, Javier Adelmar Zanetti, Claudio el piojo López en su mejor momento y Ariel Ortega en un concierto de túneles a los adoloridos ingleses. Del otro lado el peligroso Alan Shearer, el joven David Beckham, el emblemático Paul Scholes y el fantástico e imparable Michael Owen. Pero de nuevo gritaran los fanáticos pegados a los lugares comunes que es una blasfemia comparar esos partidos. Pero ya queda demostrado que más allá del pensamiento ilógico y mágico de los fanáticos no hay un sustento serio para considerar que Maradona fue, es y será el mejor jugador de todos los tiempos ya bien yo me atrevo a sacarlo de los primeros cinco si utilizamos los criterios de desempeño, cualidades técnicas y resultados para hacer la lista…          

 

       

 

      

 

 

 


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