jueves, 14 de diciembre de 2017

Palabras a los graduados


Buenos días a todos.


Unas breves palabras, nada más. Sólo eso resta, es lo único que queda ante el embate inclemente del tiempo exigiéndonos, acosándonos y poco a poco desgastándonos. Pues parece que fue ayer cuando se levantaron, sin luz todavía, para ir por primera vez al colegio y hoy ya están aquí, en la culminación de ese proceso de por lo menos once años… un parpadeo nada más. De igual modo para sus padres, tan orgullosos ahí atrás sentados, ha debido ser poco más que un sueño el verse un día sosteniendo en brazos a un pequeñín y poco después llevarlo de la mano, muerto de miedo, a la primera cita con el odontólogo y en otro parpadeo más verlo salir arreglado para su primera fiesta… un parpadeo nada más.


Por eso son tan importantes estas celebraciones y sus pequeños detalles de la toga y el birrete, de las palabras de un alumno resumiendo el sentimiento de una generación y su responsabilidad frente al mundo, de las fotos con el diploma en la mano, de los abrazos y los agradecimientos y la promesa de reencontrarse dentro diez años para evaluar lo que se ha logrado porque con estás ceremonias intentamos dejar una pequeña piedra en el curso del tiempo que nos permita grabar los bellos momentos, una estela a la que podamos volver la vista atrás como dice el hermoso poema de Antonio Machado: “caminante, son tus huellas / el camino y nada más; / caminante, no hay camino, / se hace camino al andar.”


Al final joven aún, si todo pasa y nada queda, y lo nuestro es pasar, lo que les queda es el mundo amplio y ajeno y la vida que decidan vivir… y lo trascendental será atesorar los momentos para crear recuerdos y entonces la responsabilidad es hacer que esos recuerdos sean los mejores posibles, lo menos mezquinos con sus propios deseos y que dentro de unos años miren atrás con la frente clara al joven que aún eran hoy y que puedan decir que todavía son jóvenes en sus corazones y que no se han traicionado…


Pues la única excusa que no puede ser válida para nadie, sin importar su origen o género, su nacionalidad o credo, sus recursos o necesidades es la pereza. La deplorable pereza por desgracia tan arraigada hoy entre ustedes los más jóvenes y quienes deben ser el futuro de este sufrido país cada vez mejor. Esa pereza tan rápida para encontrar la excusa insulsa cuando se dejaron las cosas para la última hora y entonces es culpa del otro, del profesor por poner mucho trabajo, del país por ser corrupto, del clima (sí, aunque produzca risa también nos lo dicen)… del clima porque mojó la tarea o daño el internet y la tarea era recortar y pegar unas imágenes. Por desgracia la inmediatez de estos tiempos los ha convertido en la generación de “todo les da pereza” y, peor aún,  “todo les da oso”.  Lo que muchos soñamos con todo nuestro corazón “como caminar de la mano con nuestra abuelita por la calle” a ustedes, a muchos de ustedes, les da pena… pero caminan, no todos, orgullosos de la mano del que se acaba de colar en Transmilenio pasando por encima de la empleada de TuLlave a la que además de insultar por cumplir con su trabajo por poco le pegan. A veces les da flojera hasta armar un equipo para jugar un partido de fútbol o hacen bromas pesadas de sus compañeros e incluso del profesor durante toda la clase pero a la hora de pasar al frente para hacer una exposición o declamar un poema se mueren de vergüenza. Como generación confundieron rebelarse con irrespetar cualquier autoridad sin tener un fundamento y la reivindicación con esperar que todo les llegue sin trabajar lo mínimo o sin ni siquiera dar las gracias o decir por favor.  


Por eso me atrevo a aconsejarlos, seguro resumiendo el profundo cariño de los profesores, del rector y las coordinadoras por ustedes: que la pereza, “el qué dirán”  o el miedo no les impida afrontar cualquier sueño por lejano que parezca… cantar música popular frente a millones o enloquecerlos tocando rock con el pelo teñido de un color diferente cada vez o poner un spa cinco estrellas, Brayan… Porque está graduación es el primer paso que todo camino necesita, el primero que no tiene porqué ser el más difícil o determinante pero si el indispensable, sin el cual las muchas puertas que tiene por delante no se pueden abrir. Un requisito estarán diciendo entre dientes… Pero un requisito que no todos han obtenido pues sabemos que ahí entre ustedes hay espacios vacíos de muchos que no cumplieron y a los largo de los años en el colegio conocieron a muchos rápidos para la crítica sin fundamento, la irresponsabilidad y los chistes flojos pero que tampoco están acá dándole a sus padres el orgullo que hoy ustedes son para ellos.


Pero ojo que perseguir un sueño no sólo sirve si se alcanza y el camino mismo, el trabajo duro día a día para alcanzar ese sueño, es el aprendizaje valioso que nos trasforma y nos hace mejores personas. Pues si me pongo medio filosófico los que nivelaron hasta el último día con Melquisedec comprenderán algo más que los demás o si empezamos a discutir sobre conceptos como ecosistema, especie, medio ambiente seguramente tomarán la palabra los que a la brava (con malas notas al principio) aprendieron a exponer sobre estos temas en la nueva clase de Biodiversidad  dictada por Eduard. Es el camino y el fin de graduarse hoy como bachilleres de lo que deben estar orgullosos: de haber cumplido con los requisitos y haber superado la persistente pregunta de “y aprender esto para que me va servir en la vida”. Otros se quedaron en eso, en no alcanzar la pulcritud de las planchas de Alex o no sobrevivir  los desafíos físicos de Fredy… ustedes no. Ustedes ya sospechaban que la vida no tiene semana de recuperación y como decía Nayive caer no es lo definitivo sino levantarse  


Por eso, ante el mínimo contratiempo, no se vayan a dejar amargar por los sabelotodo, los intelectuales de bolsillo que siempre ven el vaso vacío para hacerse los importantes y como los Dementors en Harry Potter están sedientos de la alegría de los demás y son felices de pincharle el globo a cualquiera y esgrimirán las palabras “fracaso” y “éxito” como si fueran un absoluto: cuando son precisamente todo lo contrario, cambiantes de acuerdo a la persona, la cultura, la época, la profesión y demás…  están directamente relacionadas con lo que a cada uno lo haga feliz, porque como dice Woody Allen, queridos graduandos, no  conozco la clave del éxito pero estoy seguro que el camino del fracaso y de una vida sin alegría es que traten de complacer a todo el mundo.



Gracias por la atención.